Bécal, un pueblo de México donde los sombreros se tejen en cuevas

 

Doña Chari nunca fue a la escuela y cuando comenzó a trabajar no hablaba español, solo maya. Sin embargo, tejer sombreros de palma (algo que le enseñó su mamá durante la infancia) es el oficio que ha solventado gastos de su familia desde hace décadas y le está permitiendo abrirse paso al mercado internacional.

Ahora se comunica en varios idiomas e impone moda en un pueblo donde la mayor parte de la población se dedica a las artesanías. Ella vive en Bécal, Campeche. Ubicado a una hora en auto desde la capital del estado, el pueblo es famoso por su producción de sombreros de jipi, un tipo de palma que se cultiva en esta región desde el siglo XIX.

Cada pieza cumple un requisito esencial: se teje dentro de cuevas de piedra caliza.

El escondite de Chari

Bécal, capital del sombrero de piji

Si no vas acompañado de un guía, no es tan fácil encontrar la casa de Chari. No hay nada que la distinga de  otras propiedades de Bécal y, como muchas, tiene una tienda de artesanías tras la fachada. La magia comienza cuando ella te recibe con su familia y juntos te platican de su labor. A primera vista, no hay rastro de alguna cueva. De hecho, al principio pensé que actualmente en las casas del pueblo habría un cuartito ambientado a nivel de piso. Pero la casa de Chari posee una gruta de dos entradas, de la cual bien podrían salir dos habitaciones.

Para acceder al “escondite” de la artesana es necesario descender entre tres y cuatro metros y, si llegas desde el interior de la casa, recorrer un pequeño túnel. En la cueva es posible ponerse de pie sin esfuerzo y caben unas cinco personas guardando su distancia. Cuando la familia de Chari acondicionó este lugar, hallaron piezas antiguas de cerámica que todavía se conservan.

No es por puro gusto que los sombreros se hagan en cuevas. El nivel de humedad en estos lugares es ideal para manipular la palma de jipi, la materia prima. Chari pasa la mayor parte del día en su cueva, tejiendo en total concentración. Aquí se inspira y queda absorta en sus pensamientos.

Con los años ha adquirido tal habilidad en su labor que resulta difícil distinguir cómo entrelaza las fibras. Mientras teje a toda velocidad, platica tranquilamente. Nos cuenta sobre sus inicios como artesana, cuando sus hijos aún eran muy pequeños.

Llegó a Campeche sin haber estado nunca en una ciudad, sin hablar otra lengua que el maya y sin saber cuánto cobrar por sus sombreros. Simplemente se instaló cerca de otro vendedor y esperó hasta que llegaron sus primeros clientes, una familia que detuvo su auto y le compró 10 sombreros por 20 pesos cada uno (le copió la tarifa a su competencia). “Ese día fui la más rica de Bécal”, dice Chari.

Cómo se hacen los sombreros de jipi

Bécal, capital del sombrero de piji

El primer paso de Chari para la fabricación de un sombrero es rallar las grandes hojas de la palma de jipi: a partir de una hoja se corta una sola tira de fibra, que más adelante se entrelazará con otras para formar un tejido. Esa misma fibra se puede partir hasta tres veces para adelgazarse, y mientras más delgada queda el sombrero será más fino. A la fibra más ancha se le llama “de una calidad”, y la más delgadita es “de cuatro calidades”.

Las fibras se deshidratan con ayuda de hornos hasta que pierden su color. El sombrero puede ser de tono natural (similar al beige) o pintarse con ayuda de pigmentos de origen natural que no se desgastan fácilmente. Una vez que las fibras están listas, viene el tejido.

A Chari le puede tomar un día hacer un solo sombrero de jipi si es de una calidad. El de cuatro, cuyo tejido es mucho más pequeño y complejo, toma hasta un mes. En Bécal, el tejido de sombreros es una actividad que data de la época prehispánica. No obstante, fue hasta el siglo XIX que comenzó el cultivo de jipi en la región e inició la industria local.

Los sombreros de Chari cuestan desde 400 pesos y ha cobrado hasta cuatro mil por una pieza muy fina. Antes de la pandemia, ya estaba acostumbrada a recibir grupos de turistas europeos muy interesados en su trabajo; además de hablar español perfectamente, ahora puede comunicarse con frases clave en inglés y francés.

En los últimos seis meses no había recibido un solo cliente extranjero en su casa, aunque empezó a vender sombreros en línea mediante una proveedora francesa.

Viajar a Bécal

El taller de Chari es solo uno de los que puedes visitar en el pueblo de Bécal. Casi todos los artesanos te permiten ver su proceso de trabajo para conocer mejor las piezas. Te recomendamos llegar en tour organizado, con un guía que conozca a las familias locales;

En los talleres no solo encuentras sombreros: hay bolsas, monederos, aretes y figuras decorativas en forma de pájaros, solo por mencionar algunos ejemplos. También hay un parador turístico a pie de carretera, donde se reúnen varios artesanos y está la representación de una cueva familiar.

A Campeche puedes llegar en un vuelo de casi dos horas desde CDMX.  Con información de El Universal

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