Flamencos, ciencia y arte para la conservación de la especie

Para quien ha visto un flamingo en su hábitat natural, le queda claro por qué son un prodigio del mundo de las aves. A través de millones de años de evolución la naturaleza les ha dotado de la suficiente fortaleza para sobrevivir.

Su ciclo de vida inicia en Ría Lagartos, en el extremo norte de la Península de Yucatán. Sobre las aguas someras de la ría se encuentra la colonia de anidamiento más grande del Flamenco Rosado del Caribe, sus peculiares nidos en forma de volcancito de lodo que sobresale 30 centímetros sobre las aguas, semejan un paisaje lunar por su cantidad. Para septiembre la mayoría vuela hacia Ría Celestún y los Petenes, reservas de la Biosfera adyacentes en donde se refugian y alimentan, solo unos cuantos permanecen en Ría Lagartos.

El flamingo rosa del Caribe no está en peligro de extinción, pero si bajo el estatus de especie amenazada (NOM-059-SEMANRNAT-2010), por lo que la labor de la Fundación Pedro y Elena Hernández, A. C., la CONANP, sus colaboradores y habitantes de la zona es fundamental para la conservación del flamingo y su hábitat.

En el mundo de la investigación científica de las aves, marcarlos con  anillos en las patas ha sido una de las técnicas más útiles y prácticas. Las aves con anillos se han encontrado a miles de kilómetros de dónde se les anilló originalmente y esto arroja datos como: ¿a dónde van?, ¿cuándo regresan?, ¿cuánto viven? y un mar de datos. El anillo es un identificador para cada individuo y también sobre quién lo anilla.

Proceso de anillamiento de los Flamingo

El anillamiento sería imposible sin la planeación, ejecución y determinación de la Fundación Pedro y Elena Hernández, A. C., institución que desde 1999 se ha dedicado al estudio, a la gestión gubernamental y comunitaria, y a la implementación de acciones directas para la conservación del flamenco rosado del Caribe. Adicional a los esfuerzos realizados previamente, a partir de 2015 la Fundación Pedro y Elena en conjunto con la CONANP toman la dirección y coordinación del proceso de anillamiento.

150 personas, entre ellas, 80 técnicos y especialistas, además de médicos veterinarios de uno de los zoológicos más importantes de México, Africam Safari.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) junto con sus cuatro direcciones de área natural protegida; Ría lagartos, Celestún, los Petenes y Yum Balam son autoridades ambientales que no solo supervisan el anillamiento sino que también participan activamente, parte fundamental del proceso de conservación del flamenco y su hábitat.

Cada año se anillan alrededor de 500 ejemplares en la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos.

El proceso del anillamiento de los flamingo es un dechado de ingenio, conocimiento científico, coordinación y financiamiento:

1.- Se anillan flamencos de entre 75 y 80 días de edad, aunque para entonces ya caminen y se encuentren juntos en una especie de guardería laguna adentro. Los flamenquitos nacen durante la misma temporada, de este modo la fecha ideal para anillarlos son los últimos 10 días del mes de agosto. El número de los flamencos a anillar es de alrededor de 500, aunque para este año (2016) la meta es de 650.

2.- Se requiere de mucha gente para anillarlos, entre ellos, guarda parques de la Reserva de Ría Lagartos, científicos y voluntarios (personas de la comunidad local). La Fundación Pedro y Elena Hernández, A. C. convoca y capacita a toda la gente que participará en el evento de anillación. Los voluntarios no son novatos, todos están debidamente capacitados, no es un evento público, es un meticuloso proceso de carácter científico y de conservación.

3.- El día del anillamiento, empieza antes del amanecer, los flamenquitos jóvenes están durmiendo alrededor de la “guardería”, es un grupo compacto. Aprovechando la penumbra de la madrugada, los especialistas, guían suavemente a los flamencos hacia el área de anillamiento. Un poco más tarde, un grupo de voluntarios entra a la laguna en fila india y tomados de las manos forman un embudo que los guía. El grupo de especialistas los conduce finalmente hasta el corral de anillamiento en tierra firme.

4.- En esta zona, se han preparado unos corrales en donde las aves van entrando poco a poco, una vez dentro, el corral se cierra. Empieza a amanecer, y gracias a que se encuentran juntos, los flamencos no se alarman.

5.- El corral tiene a su alrededor un pasillo por el cual se van introduciendo grupos de flamencos, al caminar por el corral, cada flamenco es atrapado por una persona experta quien lo conduce a una de las 8 estaciones de anillado. Inmediatamente se les vendan los ojos, para evitar que entren en pánico. Cada ave es pesada y medida de las alas, patas y cuello. Posteriormente a cada una se le ponen dos anillos, uno metálico y otro plástico que portarán toda la vida. El anillo de plástico es una serie de cuatro letras que es el código alfanumérico de identificación del ave, como las placas de un automóvil, mientras que el metálico lleva los datos de contacto de la Fundación, teléfono y página web a la que se puede reportar una ave muerta.

6.- Terminado el proceso, se les quita la venda de los ojos, se dejan delicadamente en la orilla de la laguna y quedan liberados. Los flamencos caminan en grupos, ya que hay varias personas en el mismo proceso, las aves se reúnen de nuevo internándose en la laguna. Del gran grupo, a unas 50 aves se les toman muestras de sangre y plumas para determinar el estado de salud de la población.

La Fundación Pedro y Elena Hernández, A. C. fomenta la conservación del flamenco rosado del Caribe en Yucatán a partir del estudio y monitoreo de sus poblaciones, la rehabilitación de las áreas fundamentales de supervivencia y vinculando a las comunidades locales a través de un programa de educación ambiental que busca el uso sustentable del flamenco como recurso turístico.

Información y fotografías de: Fundación Pedro y Elena Hernández, A.C.

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