Desde el inicio de la pandemia esta pregunta ha sido fuertemente discutida entre la comunidad científica. Aunque en un principio se había afirmado que el Covid-19 no se podía contagiar vía aérea, meses después y continuos rebrotes en el mundo, podría apuntar a otros resultados.
¿Cómo se transmite una infección por aire?
Todas las personas al hablar, toser, estornudar o simplemente respirar con la boca abierta, expulsamos dos tipos de gotas que contienen saliva y otros fluidos respiratorios.
Las gotas Flügge son las de mayor tamaño y reciben este nombre en honor del higienista alemán Karl Flügge, que las describió a finales del siglo XIX. Este tipo de gotas permanecen en suspensión un tiempo limitado y no se dispersan más allá de 1.5 o 2 metros del emisor, razón por la cual se haya establecido esta separación entre personas como “sana distancia”.
Al ser partículas grandes, este tipo de gotas tienden a caer en cuestión de minutos en las superficies durante tiempos relativamente largos.
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Además de las gotas de Flügge, también emitimos un segundo tipo de gotas mucho más pequeñas. Son prácticamente imperceptibles, por debajo de las 5 micras, y se dispersan como los aerosoles.
Primeros estudios
Desde el mes de marzo se publicó un estudio en el que se demostraba la presencia del virus en estas pequeñas partículas en forma de aerosoles durante bastante tiempo. El debate radica en que para que una persona desarrolle la enfermedad es necesario que una cantidad de virus suficientemente alta penetre en las vías respiratorias.
Fue en el mes de abril cuando las dudas aumentaron debido al estudio detallado de tres brotes epidémicos en situaciones distintas. Los casos fueron en un autobús, en un centro de atención telefónica y en un restaurante, lo que reveló un claro patrón de diseminación por aerosoles.
Al reconstruir los hechos en cada lugar, se observaron tres cosas en común: un espacio confinado, un prolongado y cercano contacto, y la presencia de aire acondicionado, que agitaba el aire.
Otros estudios
A mediados de mayo se hizo público otro revelador estudio de sobre un importante brote (119 infectados, 39 de ellos pacientes y 80 sanitarios) ocurrido en un hospital de Sudáfrica. Los epidemiólogos consiguieron reconstruir con precisión la cadena de transmisión del virus dentro de cada una de las unidades del hospital. En aquel momento quedó muy claro que el método de transmisión principal habían sido los objetos contaminados, llamados fómites, y no la vía aérea.
En su informe los epidemiólogos se mostraban sorprendidos de que la transmisión por aerosoles parecía no haber tenido ningún papel relevante.
El último capítulo de este debate lo protagoniza una carta publicada por dos expertos y avalada por otros 239 científicos en la que se insiste en que la transmisión por gotas o por fómites no explica suficientemente todos los contagios, proponiendo un modelo de dispersión del virus en espacios cerrados.
Estas evidencias acumuladas, unidas a la permanencia del SARS-CoV-2 en aerosoles y la demostrada participación de esta vía en la transmisión de virus similares, como el de la gripe o el respiratorio sincitial, han hecho que la Organización Mundial de la Salud modifique su posición inicial en relación con la importancia de este mecanismo de transmisión en la actual pandemia.
Ventilar los espacios cerrados
El cambio de posición de la OMS implica que, a partir de ahora, deberíamos extremar el uso de los cubrebocas, de la distancia social y del lavado de manos y la higiene general. Pero, además, nos insta a prestar una atención adicional a los patrones de circulación del aire en interiores.
Si en efecto, el virus viaja en cantidades suficientemente infectivas más allá de los 2 metros de distancia de seguridad, la única respuesta posible pasa por implementar urgentemente dos medidas fáciles. La primera es una ventilación frecuente de los espacios interiores, para asegurar la renovación del aire (aunque esto suponga una pérdida de climatización de los edificios públicos). La segunda, un mantenimiento riguroso de los filtros de aire acondicionado. Así como, por supuesto, reducir al mínimo el aforo de personas en estos espacios cerrados.
¿Qué opinas al respecto?
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