Hace pocos años, que una persona tuviera la posibilidad de realizar su trabajo indistintamente desde cualquier lugar hubiera parecido inimaginable. Hoy en día son miles las personas que, gracias a las nuevas tecnologías, puede trabajar de manera remota mientras viajan por el mundo, viven en diferentes destinos y conocen distintas realidades.
Los trabajos de oficina de 9 a 5 son, para estos nuevos profesionales, cosa del pasado. Por lo general, estos trabajadores trabajan de forma remota, y lo único que necesitan es una conexión estable a internet y un ordenador. Esto hace que la necesidad de tener un sitio fijo para trabajar o, incluso, un trabajo fijo, no exista. De hecho, muchas de las personas que se han decantado por esta forma de trabajo son flexibles tanto en relación a los sitios desde los que trabajan (pueden hacerlo desde casa, desde cafeterías o bibliotecas, desde espacios de co-working, etc.), como en relación al tipo de relaciones laborales en las que se insertan (es común contar con varios clientes para los que se realizar las tareas en las que son expertos). La flexibilidad de horarios suele ser otra de las características más típicas de esta nueva dinámica, y está considerada como una de las principales ventajas que ofrece sobre las relaciones laborales tradicionales.
Y es que este nuevo movimiento representa una fuerte liberación con respecto a las barreras geográficas y las rutinas que tan insertadas estaban en las formas de trabajo tradicionales más generalizadas hasta la irrupción de este nuevo paradigma. Como proceso socioeconómico, el nomadismo representa un avance sustancial en lo relativo, no solo a la conciliación laboral, sino también en cuanto a ruptura de estructuras verticales y jerárquicas en el mundo de la empresa.
Si tuviéramos que definir en pocas palabras en qué consiste o por qué se caracteriza un nómada digital, diríamos que se trata de alguien que se rige por una amplía libertad en cuanto a la manera de enfocar su trabajo, que suele elegir moverse por diferentes destinos geográficos, y que tiene una determinación por hacerse dueño de su tiempo.
A esto hay que sumarle que se trata de una persona a la que su trabajo siempre le acompaña, lo que supone un reto en relación a la dificultad de separar claramente la vida y el tiempo de trabajo del de ocio. Otros retos como la dificultad para mantener el contacto con familiares y amigos (derivada principalmente de la mencionada flexibilidad geográfica), o la inconveniencia que puede ocasionar adaptarse a cuestiones como las diferentes franjas horarias, los idiomas de los diferentes destinos a los que se acuda, o, incluso, la adaptación a las legislaciones y normas de esos diferentes países, también son cuestiones a tener en cuenta.
Hay una serie de herramientas imprescindibles para los nómadas digitales que podrían suponer la necesidad de una determinada inversión o una limitación con respecto a los lugares desde los que realizar las tareas. La primera, como hemos dicho, es la conexión a internet. Estos profesionales requieren de conexiones estables, seguras como puede ser una conexión vpn y, por lo general, veloces, para poder llevar a cabo muchas de las tareas relacionadas con su trabajo (videoconferencias, envío de archivos de gran tamaño, descargas de material, etc.). Además, deberán contar con el software necesario para su trabajo, lo cual, según cada caso particular, puede suponer un coste considerable. Por supuesto, necesitarán también un aparato desde el que poder trabajar y comunicarse. Lo más común es el uso de un ordenador portátil, aunque también hay profesionales que utilizan tablets o incluso smartphones para realizar sus tareas.
Por mencionar solo algunos de los puestos entre los que más común es este nuevo nomadismo digital, diremos que esta nueva dinámica laboral está muy extendida entre desarrolladores de software, diseñadores web, redactores, diseñadores gráficos, expertos en SEO, periodistas, fotógrafos, gestores de redes sociales, blogueros, productores de vídeo, informáticos, y cada vez más entre abogados, consultores fiscales, y decenas de oficios que están dando el salto a la digitalización y al trabajo remoto.