A unos pocos kilómetros de distancia de la pirámide de Chichén Itzá se encuentran las grutas de Balankanché, que son conocidas por sus usos ceremoniales durante lo que fue el periodo maya-tolteca. Las investigaciones indican que en el interior de estas grutas era donde se celebraban las ceremonias religiosas de sus habitantes.
Lo primero que verás al entrar será el trono de “Balam” donde aparentemente se realizaban los principales rituales en honor a este personaje. Conforme vayas avanzando te vas a encontrar con un lago semi-seco donde puedes ver algunas pequeñas vasijas, muestra de las ofrendas que ahí se realizaban.
Mientras recorres la gruta y sus alrededores, te darás cuenta de los diferentes objetos que se utilizaban durante esa época, como incensarios, platos, joyas, cerámica, unas cuantas figuras del dios Chaac, así como también impresionantes manos plasmadas en las paredes.
También hay una estalactita que toca el suelo y su forma semeja un enorme árbol de ceiba; aquí también se realizaban ritos de culto y se pueden observar algunos de los objetos que los fieles depositaban como ofrendas.
Cómo llegar
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Puntos a considerar
– Es aconsejable llevar botas de montaña, linternas, cuerdas y de preferencia un GPS para estar bien ubicados.
– Es importante el cuidado del lugar, para no destruir miles de años de historia.
– Lleva un botiquín de primeros auxilios por cualquier cosa.
– Recuerda tener tu cámara con suficiente batería y ten el cuidado necesario con ella para que no se dañe.